De todos los errores nutricionales que podemos cometer, saltarse el desayuno ¡es el mayor!
El desayuno es muy importante porque es la primera ingesta tras largas horas de ayuno durante el sueño; sin embargo, con el estilo de vida actual, esta costumbre se ha ido perdiendo e incluso se han creado falsas ideas que relacionan su omisión con una rápida pérdida de peso corporal.
Las consecuencias de "saltarse" el desayuno pueden variar, pero van desde la falta de concentración hasta somnolencia, cansancio, malestar estomacal, dolor de cabeza... incluso puede motivar mareos, vómitos o desmayos.
Esto ocurre porque el organismo necesita energía que proviene de la glucosa (azúcar en alimentos) para sus funciones en el día. Si no desayunas, las reservas de glucosa que se acumulan en la cena resultan insuficientes para reactivar correctamente el funcionamiento del cuerpo, ya que durante el sueño, a pesar de estar inactivo, muchas funciones vitales siguen realizándose, como respirar o latir del corazón. Ese suministro de glucosa se va consumiendo durante el descanso.
Por ello, es preciso que en la mañana recibamos una fuente adecuada de alimentos que provean al cuerpo de la energía suficiente para la jornada.
Otro punto importante es que el cerebro funciona casi exclusivamente a base de glucosa, por lo que es necesario que los alimentos que se ingieran en el desayuno aporten un suministro adecuado de esta sustancia.
La importancia de un buen desayuno se traduce en un funcionamiento adecuado del cuerpo y, principalmente, de la mente.
Esto ocurre porque el organismo necesita energía que proviene de la glucosa (azúcar en alimentos) para sus funciones en el día. Si no desayunas, las reservas de glucosa que se acumulan en la cena resultan insuficientes para reactivar correctamente el funcionamiento del cuerpo, ya que durante el sueño, a pesar de estar inactivo, muchas funciones vitales siguen realizándose, como respirar o latir del corazón. Ese suministro de glucosa se va consumiendo durante el descanso.
Por ello, es preciso que en la mañana recibamos una fuente adecuada de alimentos que provean al cuerpo de la energía suficiente para la jornada.
Otro punto importante es que el cerebro funciona casi exclusivamente a base de glucosa, por lo que es necesario que los alimentos que se ingieran en el desayuno aporten un suministro adecuado de esta sustancia.
La importancia de un buen desayuno se traduce en un funcionamiento adecuado del cuerpo y, principalmente, de la mente.
Diferentes investigaciones han comprobado que la falta de desayuno motiva una mayor ingesta en horas posteriores, lo que deriva en aumento de peso.
En los niños no desayunar ocasiona una disminución en el rendimiento escolar y menor capacidad creativa; si la falta de desayuno es permanente provoca un aumento de peso a mediano plazo, y a su vez, produce mayores niveles de colesterol y menor sensibilidad de insulina lo que se traduce en predisposición a diabetes.
No sólo la falta de desayuno predispone a un aumento de peso, sino también el tipo de alimento: alta cantidad de fibra (cereales, frutas, vegetales) contribuyen a mejorar la regulación de apetito en el día y a un menor peso corporal, pues la fibra posee un efecto de mayor saciedad.
Date tiempo y selecciona bien tus alimentos, procurando consumir frutas, verduras, pan o cereal y, por supuesto, una buena fuente de calcio, como son los alimentos lácteos en general.
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